Lopera Bike

domingo, 14 de octubre de 2018

XI Dessafio Sierra Sur de Jaén



O el Desafío o La desértica, esa era la duda para poner colofón a este 2018, en cuanto a participación en pruebas maratón de MTB, que me planteaba mi querido compañero Paco Medina. Finalmente pese a tener plaza en La Desértica, decidimos participar en el Dassafío, más que todo por facilidad en desplazamiento, y porque ese fin de semana vamos al concierto de Loquillo en Granada, casí ná.

Así que, buen verano, y buenas vacaciones de rutas de carretera para hacer fondo, con dos últimas semanas previas, entrenando con la MTB, para adaptarnos a la bici y al terreno ( los caminos no son el asfalto ). Por tanto creíamos que llegabamos a la prueba en condiciones para terminarla, pese a que todos los conocidos nos hablaban de la dureza de la prueba, en su mayoría la más dura que habían realizado. La verdad es que llegamos mas que acojonados, pero bueno tras la 101 de este año con 3.000 metros de desnivel, sabíamos que iba a ser duro, pero realizable.

En esta ocasión nos acompañaban, al menos en la salida, el junior de Lopera Bike José Antonio Torres, y los compañeros del Nany¨s cicling Juanjo Egea y Juanjo Ruiz. Partimos de Lopera a las 6.45 am, con un buen madrugón, llegando a las faldas de La Pandera a eso de las 7,10 am, donde una buena fila de coches nos daba la bienvenida. Llegamos a Valdepeñas, inicio de la prueba, y tras seguir las indicaciones, llegamos a la zona de parking, donde encontrar un lugar para dejar el coche se antojaba bastante difícil. Finalmente conseguimos aparcar los 3 coches, y rápidamente, bajar las bicis, vestirnos e irnos a por los dorsales y bolsa de corredor.

Tras poner los dorsales en bicis y malliot, y gracias a que nuestro compañero Elu se hizo cargo de las 5 bolsas de corredor, nos dirigimos a nuestro cajón de salida, en esta ocasión al ver novatos, los últimos de todos. Quince minutos de espera, donde decidimos quitarnos manguitos y chalecos, para a las 9 am en punto dar inicio la prueba.



Salida cuesta abajo de unos 500 metros ( creo que fue la única bajada sin tensión que hice en los 104 km de la prueba), rodeando Valdepeñas para en seguida al kilómetro o kilómetro y medio empezar a subir, en esta ocasión por las calles del pueblo y enlazar con la primera de las subidas, Navalayegua. Aquí a José Antonio lo perdimos de vista ya para el resto de la prueba, por lo que los 4  restantes comenzamos este puerto de unos 8 kilómetros con unos 500 metros de desnivel acumulado al 8%, con menos problemas de tapones de lo que esperábamos, pero con un tramo muy complicado, tanto por la pendiente como por el mal estado del terreno. Coronamos el puerto adelantando a bastantes participantes, e iniciando una larga larga bajada.



Bajada de unos 16 km hasta el Cortijo de los Llanos Prados, con unas preciosas vistas del pantano del Quiebrajano, y en la que los Juanjos se nos van, y en la que a mi me adelanta hasta el apuntador ( cada vez bajo peor), y es que el terreno no favorecía mi terror a las bajadas, con mucha grava suelta, Para lo que a la mayoría sería una gozada, para mi, un infierno estos 16 km de bajada, en los que las piernas en lugar de descansar, van con mas tensión que subiendo. Ya solo nos quedamos Paco Medina y yo, cuando empezada la segunda subida de la prueba.

Subida que en realidad son dos, el puerto de Alamillos enlazando con el puerto de Sierra Trigo, con un total de unos 13 km y una pendiente media del 5%, con una primera parte mas suave y un final hasta los aerogeneradores similar a la primera subida de Navalayegua. Consecuencia el final se hace duro, y con apenas 30 km  llevamos ya mas de 1.000 metros de desnivel. Empieza mi calvario particular, las piernas me mandan el primer SMS. Aquí paramos nosotros por primera vez en el avituallamiento, con unos colaboradores que durante toda la prueba eran un encanto de amabilidad y predisposición hacia los corredores ( un 10 para todos ellos ). Tomamos un poco de fruta y un dulce, rellenamos líquidos y a continuar.

De nuevo una bajada, en esta ocasión mas corta, pero con un firme muy malo, con mucha grava suelta, y yo para variar, una chicane móvil. Afortunadamente, la bajo sin percances e iniciamos el tramos de Los Cortijos, que finalizaría en Frailes. 

Este tramo de los Cortijos, es un rompepiernas, tramos de bajada, peligrosas para variar, en algunos con pie a tierra, repechos sin largas subidas, y como su nombre indica muchos cortijos aislados, en los que su ancianos habitantes pasaban el rato, mientras vigilaban las ovejas, sentados y viendo la caravana de ciclistas desfilar, cada cual con si historia. Aquí empecé a ir con el máximo desarrollo suave, pues de SMS, las piernas ya me mandaron un burofax. Mi compi Paco que ya de inicio iba un puntito por encima mío, aquí ya el tío iba sobrado  de todo. Finalmente llegamos al avituallamiento de Frailes.



En Frailes aproveché para estirar un poco, Paco solicitó a Proteccion Civil un analgésico pues le dolía la espalda, y tras comer un bocadillo, fruta y un gel, reincidamos la marcha, topándonos a la salida con una buena rampa de asfalto. Aquí vino el primer calambre, que casi me tira de la bici, y que me acompañaría ya hasta el final de la prueba. Próximo objetivo, Alcalá la Real. Este tramo desde Frailes-Alcalá, pues mas de lo mismo de lo anterior, con un par de subidas de asfalto, y destacando la llegada a Alcalá, con el Castillo de la Mota al fondo. Cada inicio de subida me acalambraba, y tenia que parar para estirar. Me adelantaban corredores y mas corredores, pero mi idea era terminar. Llegamos al avituallamiento de Alcalá y repusimos líquidos, estiré otro poco y de nuevo a los caminos.

El tramo de Alcalá a Castillo de Locubin, lo recuerdo por dos cosas principalmente. Una, por el tramo del singletrack del nacimiento del río, zona muy bonita y espectacular. Al entrar a la arboleda, daban ganas de tirarse de cabeza a esas aguas cristalinas, mas con el calor que estaba haciendo. Y la segunda por el sufrimiento que llevaba al ver que cada subida era imposible apretar, bastante tenía con subir las rampas encima de la bici. Afortunadamente llegamos a Castillo. Ya nos quedaba el último tramo.



En Castillo paramos en el avituallamiento, rellenamos líquidos, me rocié de réflex las piernas, y a ver como se daba la Camorra, aunque yo ya sabía de antemano lo que iba a pasar. Este alto de la Camorra son 2 km aproximadamente con un desnivel medio del 10% u máxima del 17%, aunque en el Garmin de Paco le peo mas del 20%. Al iniciar la Camorra, oímos una ambulancia, (alguna incidencia habría ocurrido), y acometimos las ascensión con un tramo inicial de cemento, que deja paso a una camino, observando a lo lejos el tramo duro final de cemento. Paco como en todas las subidas sube a su ritmo, y yo al iniciar el tramo final de cemento rallado, otro calambre y pie a tierra. Estiro un poco y viendo la inclinación que quedaba decido subirla a pie, junto con otros corredores. Paco me espera el final de la subida, y junto reemprendemos la marcha, comentando la dureza de la Camorra, mas a estas alturas de prueba. Nos quedaban 17 km, con final la subida a Chircales. 



En una de las rampas previas a Chircales, me dio el calambre de los calambres, la pierna encogida, imposible de estirar y yo temiendo llamar al teléfono de incidencias. Tras un rato, conseguí enderezar la pierna, estirar y sorprendentemente reemprender la marcha, Cuando me encontré con Paco, este estaba llamándome ya por teléfono al ver que tardaba mas de lo habitual. Juntos iniciamos Chircales, puerto de unos 3 km y medio ( me parecieron 10 km por lo menos) con una pendiente media del 6%, pero con un tramo final complicadísimo, por desnivel y estado del terreno. Se me hizo muy duro, y eso que hice el tramo final a pie. Cuando vi a Paco parado al final de una rampa, me embargó una enorme alegría, pues entendía que ya estábamos en Valdepeñas. Efectivamente, nos quedaba una bajada inclinadísima por cemento, divisando Valdepeñas al fondo. Entremos a Valdepeñas, rampa de asfalto y estamos ya en el pueblo, buena cara para el fotógrafo ( muchas gracias a todos los que a largo de la prueba nos hicieron fotos), y sorpresa agradable de que no se subía el Muro, si no que volviamos por donde a las 9 am habidos iniciado la prueba. Último tramo de subida, la meta a 100 metros, falso llano, y entrando a meta el último calambre de la prueba. Increíble no me dejó ni entrar a meta en condiciones. 



Afortunadamente terminamos la prueba con medalla de bronce, y 8 horas 31 minutos. Los Juanjos acabaron 1 hora antes con medalla de plata y José Antonio, pese a sufrir una caída que le afectó al codo y muñeca acabó con medalla de oro en 5 horas 50 minutos. Todos finisher y pese a la caída de José Antonio, todos íntegros.

Tras cruzar meta, recibir la medalla, y refrescarnos con una bebida de limón, pasamos a comer una pasta con queso, coca cola y un flan de postre, fotografiándonos en el podium, que hace horas dejó de realizar su cometido, para tranquilamente subir hasta los coches y proceder al montaje de bicis y viaje de vuelta para Lopera.



En resumen, decir que se trata de una prueba muy dura, en la que no hay respiro para las piernas, con un terreno muy bronco, bajadas complicadas, y en la que hay que tener un nivel físico aceptable y buena cabeza. Destacar la buena organización, y la amabilidad y predisposición de todas las personas implicadas en la organización de la prueba.


Magnífico 2018, siendo ambos finisher en la XIV Guzman el Bueno, la XXI 101 de la Legión de Ronda y este XI Dessafio Sierra Sur de Jaén.

Como anécdota, indicar que Paco, Juanjo Ruiz y yo, nos quedamos sin camiseta conmemorativa, pues pensábamos que nos la darían al finalizar la prueba, cuando debería de ir en la bolsa de corredor.












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