Lopera Bike

domingo, 18 de junio de 2017

Crónica Ruta de la Abuela



Por gentileza de Pedro Chueco os dejo la crónica de la ruta de hoy:

Rasgaba el sol la noche dando al día sus primeros tonos azulados, cuando el soniquete del aire acondicionado me despertaba de un sueño plácido, aportando como primeros pensamientos la ruta que me esperaba con el Club Lopera Bike en esta mañana de Domingo.



Comprobando que apenas pasaban unos minutos de las seis, algo de sed me encaminaba a la realidad de estos días de Junio, una canícula de récord, insufrible a ciertas horas e imbatible más allá de la protección de un buen aire derrochando luz sin contemplación alguna.



Así las cosas, el gusanillo del pedaleo te puede y te lleva al lugar de reunión por costumbre convenido, botes de hidratación bien pertrechados en ristre y con ganas por comenzar una ruta para mi inédita con el Club, ir a Villanueva de la Reina por Andújar y regresando por Arjona a Lopera.
En el jardin del Cuartel, diez socios nos dábamos cita a las 07:30 de la mañana para comenzar la ruta con la "fresquita", sumándose varios socios más al madrugón con otros objetivos y caminos en mente, disfrutando de un rato de charla y de la primera anécdota del día, consistente en la presencia de Luis, tal y como aseguró en la víspera a través del Wattshapp.

Tras las risas y bromas iniciales el Presi nos pone en marcha, discurriendo el tramo de la carretera de Las Viñas con sosiego y calma, para así entrar en "calor" poco a poco.
Incorporados a la General Vieja, todo es tranquilidad, el ritmo no se altera, parece que no haya prisa, formación de a dos con conversaciones al uso, decidiendo esquivar por enésima vez la cuesta del Montecillo y su desnivel para tomar la carretera a Marmolejo.



Oteando el vecino pueblo en el horizonte, se empieza a desperezar la grupeta, gracias a una bajada que nos refresca y nos sube un poco la velocidad media, adquiriendo más intensidad conforme nos aproximamos a Andújar, donde ya el sol avisa de sus hostilidades.
Es rodar por la carretera de Los Villares cuando el pedaleo se incrementa, suben las pulsaciones, se suceden los relevos con todos al quite y la velocidad nos embarga, disfrutando hasta el cruce de Villanueva de una de las partes más rápidas de la ruta.

Ya en Villanueva decidimos desayunar en La Higuera, por lo que continuamos la ruta por terreno llano, con un desnivel acumulado que apenas rondaba los 200 metros, para unos kilómetros más adelante comenzar el ascenso hacia La Higuera, ya con una temperatura notable, y con un sol que comenzaba a picar a base de bien.



La subida dinamita la grupeta, subiendo cada uno a su ritmo, reagrupándonos a la sombra y llegando poco después al bar "Los Cazadores", donde vemos un ambiente algo oscuro, tétrico, con todo apagado, y cuya primera impresión me recordó al bar de la ruta de Baños de la Encina del año pasado. La respuesta del camarero tras interpelarle por si había tostadas, "alguna habrá", en un tono borde a la vez que grosero, provoca que nos marchemos del lugar, pues no vemos que en semejantes circunstancias nos vayan a sentar bien las tostadas, decidiendo hacer el alto en Arjona, donde siempre nos agasajan con mejor afecto.

Antes de abandonar la urbe, Pepe se queda atrás hablando con una abuela, y tras descender camino de Arjona no vemos que se aproxime, por lo que las bromas y risas sobre su tardanza llegan mientras observamos la subida que nos espera, con el pueblo coronando majestuoso la loma que lo alberga y el sol dándonos pequeñas treguas gracias a las nubes que jalonaban un cielo desposeido de su azul en favor de un gris blancuzco que confirmaba el calor que ya sufríamos.



Poco después de iniciar el asalto al ascenso, nos sobrepasa uno a uno el bueno de Pepe, velocidad de vértigo para el desnivel existente, como alma que lleva el diablo hacia la cima, haciendo que más de uno pensemos que parece huir de la abuela tal y como asciende sin que nadie pueda resistir su ritmo. Es un acierto el color de la equipación nueva del Club, pues se aprecia sin lugar a dudas a cada miembro, sobre todo cuando Pepe nos ha pasado del tirón en la cuesta. Al fin y al cabo, todos hemos ascendido, cada cual a su ritmo, y en la parada con sombra para reagruparnos, nos confirmaba Pepe que se paró con la abuela para ver si le podía aprovisionar con agua fresca, pues se había quedado sin sorbo alguno. Si la noble señora le pidió siquiera un beso a cambio del agua, es de entender que ascendiese contal celeridad y sin mirar atrás....



Bromas aparte, gran forma física la de Pepe, que nos ha dejado una anécdota y unas risas para disfrute de la grupera.

Ya en Arjona, desayuno reparador, y reunión de la Junta Directiva, que con el voto de calidad del Presi ha decidido seguir la ruta por Arjonilla, tomando a buena velocidad el trayecto, con Pepe de nuevo marcando diferencias en las subidas. Las nubes nos han dado un respiro nuevamente, y el final de la ruta ya a las doce de la mañana ha sido más llevadero, mojándonos algunos un poco en la fuente del jardin del Cuartel.

Como viene siendo habitual, cervezas y tapas en el Batachá para coronar una buena ruta, que como siempre, ha sido todo un lujo.

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