Lopera Bike

sábado, 14 de abril de 2018

XIV Guzman el Bueno Lopera Bike



El año que viene hacemos la "Guzman". Con estas palabras, entre Paco, Elu y yo, realizadas un 13 de Mayo de 2.107, volviendo de terminar nuestra primera 101 de La Legión en Ronda ( Paco y Yo), y la tercera para Elu, se iniciaba nuestra primera participación en esta la que sería la XIV edición de  la Guzman el Bueno.

A esto que Lolo, que ya la había hecho por 3 ocasiones, como buen cordobés que es, aunque sea un carretero, se une a la tercia, y un poco mas tarde un culipardo de los buenos como es Juanjo, se anima a participar también. 

Así que tras un otoño lluvioso y necesario, en el que el rodillo ha sido el protagonista, nos presentamos a esta Guzman, con una cortita preparación ( salvo Paco y Juanjo que van sobraos), pero la cual creemos suficiente para realizar la prueba de una manera aceptable.

Quedamos a las 7 am en el Batacha para irnos en dos coches. Paco y Juanjo se retrasan. No llueve, de  momento. Veinte minutos tarde aparecen los mákinas y partimos hacia Cordoba. Por El Carpio las primeras gotas de agua se hacen notar en el parabrisas, y lo que vemos a los lejos, por la sierra, no hace mas que confirmar que nos vamos a mojar.

Llegamos a la salida de la prueba, y ya notamos el ambiente ciclista por todos lados. Buscamos aparcamiento, y como llueve, tenemos que prepararnos dentro de los coches. Previamente descargamos las bicis. 



Coincidimos en el aparcamiento con unos vecinos de Andujar. Son las 8:30 am, y decimos irnos para el cajón de salida, una hora antes del inicio. Pasamos por el camión de Orbea, preparando la bici para el Pro Alberto Losada, uno de los favoritos para ganar la prueba. Nos colocamos y poco a poco van llegando ciclistas tras nosotros. Finalmente estamos a mitad de pelotón en la salida, no está mal.

La espera de una hora hasta la salida, se hace larga, mas con la leve llovizna que cae, y la sensación  de frío por la brisa. 

Son las 9:25 am cuando pasa a nuestro lado Alberto Losada, dirección a la cabeza del grupo para tomas la salida.

A las 9:30 am en punto, dio comienzo la prueba, cruzando la ciudad anfitriona, en busca del canal  del Guadalmellato dirección a Alcolea. Nos sorprendió en este inicio, como los participantes apretaban buscando posiciones delanteras, motivo por el que metro a metro íbamos perdiendo posiciones dentro del pelotón.



Dejamos la ciudad y nos adentramos en los primeros tramos de tierra, donde el barro empezó a ser el protagonista, dejando imágenes de ciclistas rebozados en el color naranja del barro predominante. Llegamos a las inmediaciones de Alcolea, donde empieza la vuelta hacia Córdoba por el camino de la Alcaidía, igualmente rebosante de charcos y barro, y en el que dejamos de ser chicanes móviles y empezamos a adelantar participantes por primera vez.

Cruzamos la urbanización, y nos adentramos en el GR para dar comienzo la subida al Muriano, parando para pis ( error ) antes de comenzar la ascensión. Al reincorporarnos, sorpresa, sorpresa, el paso por la finca privada no está disponible y el recorrido sigue el GR, dándonos de bruces con un enorme tapón de ciclistas en una subida revirada y muy técnica, que obviamente hicimos en procesión y andando. Tras mas de 40 minutos, pudimos sortear el tapón, y llegar hasta el avituallamiento previo a la Ctra N-432. Aquí perdimos de vista a Juanjo para el resto de la ruta.  Así que Paco, Elu, Lolo y Bruna tras limpiarnos lo que pudimos, pues el barro estaba presente en manos, botes, gafas, etc, y reponer un poco los bidones buscamos el siguiente objetivo, el ARRASTRACULOS.

Tras un par de kilómetros por la N-432, giramos a la izquierda para dar comienzo el mítico arrastraculos. Afortunadamente no había tapón y pudimos subirlo los 4 sin poner pie a tierra, pese a que Lolo en un principio pensaba hacerlo a pie, pero al final se unió a nosotros y lo subimos en bici. Pocos espectadores por el mal tiempo que hacía, pero era de agradecer los ánimos que daban a todos los participantes.



Nos paramos en la rotonda de entrada al Muriano, a fin de intentar localizar a Juanjo sin éxito, por lo que continuamos la ruta, entrando en la base militar y bajando al arroyo de las Minillas, bien señalizado por la organización, principalmente las curvas peligrosas, y donde hubo muchos percances mecánicos de participantes. Como todo lo que se baja hay que subirlo, pues ahora tocaba subir. Paco puso la reductora y se escapó en una subida no muy larga pero en la que se empezaban a ver los primeros participantes a pie. Tras la subida del arroyo, iniciamos el tramo de las carretas, que también tiene unos cuantos repechos interesantes, con vistas al embalse de Guadanuño y Ovejo, llegando a otro avituallamiento y puesto de reparación mecánica, el cual era aprovechado por todos los participantes para engrasar las maltrechas y ruidosas cadenas, que el agua y el barro nos había provocado. Todos a reponer fuerzas en unos avituallamientos que en nuestra opinión estaban muy bien, y en los que especialmente nos encantó los pastelistas de cidra. Hummm que buenos. Mientras, Elu solventó un problemita mecánico de su bicicleta.



Reanudamos la marcha, en un tramo principalmente de asfalto y en subida, que nos conduciría hasta el parque periurbano de Los Villares, y en el que aprovechamos para adelantar a muchos participantes. Paco como iba sobrado, pues tirando delante, junto con un vecino de Bujalance con el que compartió la subida. En Los Villares cogemos el GR-48, que es un carrusel rompepiernas, y donde en una de las bajadas me llevé un susto al meter la rueda delantera en barro por no entorpecer a un participante que me iba a adelantar, aunque afortunadamente solventé sin caída.

Ahora empezaba un tramo bastante divertido, y que discurría por unos parajes preciosos, que el agua caída en lo que llevamos de año, ha dejado espectacular, y que nos llevaría hasta el Arroyo Bejarano, tras una larga bajada, y el tramo de Trasierra, con una vereda que nos encantó a los cuatro, divertida y sinuosa, previa parada breve en un avituallamiento.



Llevaríamos unos 90 km, cuando en mi opinión empezó lo mas duro, quizás consecuencia de una  primera parte de la prueba, con lluvia, frío y barro, que nos hicieron llegar con las piernas maltrechas, o también porque esta parte del pantano de la Jarosa, con repechos en los que no solo había que tener piernas, si no también una buena cabeza, pues prácticamente casi todos los participantes que iban con nosotros iban a pie en estos tramos. Aquí Paco y yo nos adelantamos un poco de Lolo y Elu, empalmando con la bajada de la Canchuela, algo técnica y abrupta, que te deja los brazos molidos. Ya casi al final de la misma, observo a lo lejos a Paco parado, yendo a buscar a un participante que estaba en el suelo. Al parecer cayó delante suya, y se dio un buen golpe, aunque afortunadamente nos indicó que estaba bien. Continuamos y paramos en el último avituallamiento tras la Cachuela donde esperamos a Elu y Lolo. 



Ya todos juntos iniciamos los últimos kilómetros, por el canal del Guadalmellato, pasando por Medina Azahara, charlando, disfrutando y buscando la meta. Divisábamos ya la meta cuando tras salir de un camino para incorporarnos a la primera calle a trescientos metros de la meta, Paco toca un bordillo, se desequilibra  y yo que iba detrás, me tira a las amapolas, con la mala suerte de golpearme el muslo con el bordillo. La primera del año, que se le va a hacer, chapa y pintura, que no ensombreció nuestra Guzman, y nuestra entrada a meta los cuatro juntos tras 7 horas y 34 minutos de prueba.



Medallas al cuello, felicitaciones, Juanjo esperándonos con unas cervecitas con limón, y que tomamos con buen gusto, ya que había llegado una hora antes el mákina. Ya todos juntos nos fuimos a los coches, quitamos botas, cascos y demás artilugios, macutos a la espalda y en busca de las duchas. Un 10 para la organización en este aspecto. El servicio de duchas estuvo genial, bien organizado, por turnos, agua caliente y sin restricción. En fin enhorabuena. Tras las duchas tocaba comer, y lo mismo, muy bien organizado, comida muy rica, en especial causó furor los macarrones, que llevaban atún, y que a Elu que no le gusta el atún, le encantaron. 

Tras comer, nos fuimos a montar las bicis en los coches. Como Elu y yo tardábamos, Paco, Juanjo y Lolo se fueron a grabar las medallas, personalizándolas con nuestro nombre y tiempo empleado, todo un detalle. Finalmente, con todo preparado partimos hacia Lopera, dejando atrás una nueva experiencia, en esta prueba, que nos ha causado una muy buena impresión, tanto por la organización, como por el recorrido, así como los bellos parajes de la sierra cordobesa. Tan solo un "pero", y es el error cometido con las tallas de las equipaciones por parte de la organización o del proveedor y que esperemos puedan solucionar.




Esperamos vernos el año que viene de nuevo, y que se animen mas socios de nuestro club a participar. 









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