Lopera Bike

jueves, 2 de abril de 2015

Crónica Ruta Cazorla

Este Martes día 31 de Marzo, Diego, Paco Medina y un servidor, decidimos realizar la ruta de Cazorla, con inicio y llegada en la Torre del Vinagre en Arroyo frío, pero que nos llevaría por un sin fin de bonitos y espectaculares parajes. Para los tres era nuestra primera vez en realizarla, aunque yo en el año 2.010 me quedé a mitad de recorrido y no la complete.

Esto es lo que en principio nos esperaba:

Track y Perfil
 Pero la ruta se iniciaba con un madrugón a las 5.30 am, para partir desde Lopera dirección Cazorla, y posteriormente a  Arroyo Frío y la Torre del Vinagre. Exactamente tras mas de 2.30 horas aparcamos los coches en el parking de la piscifactoría.

Preparados para iniciar la ruta
Tras prepararnos nosotros y las máquinas, y con mas fresco del esperado, a las 9 am iniciamos nuestra andadura, cogiendo el sendero del río Borosa, donde a pocos kilometros nos desviamos hacia la derecha por la pista forestal de Roblehondo ( por el camino de la izquierda volveríamos) para empezar una larga subida de mas de 20 km, que aunque no tiene mucha pendiente se hace larga. Aquí empezamos a ver las primeras orugas procesionarias, que a la postre se convertirían en millones de ellas, y que nos dejarían al final de la ruta el cuerpo lleno de hurticaria, por lo que para la ruta a realizar por el resto del club debemos de elegir bien la fecha.

Uno de los muchos puentes que cruzamos
A 5 km para terminar la subida, descansamos y reponemos fuerzas en la casa forestal de Roblehondo, donde nos sobrevuelan unos buitres y donde las vistas son magníficas, y el silencio y tranquilidad indescriptible, solo alterado por el cantar de los pajarillos.

Diego, Paco y Antonio en la casa forestal
Tras realizar los últimos kilometros de la subida, emprendemos una bajada de unos 7 km, que se hacen cortísimos y que nos dejan en el área de descanso de Linarejos, por la que discurre el arroyo de Linarejos que da nombre a la misma, y que a esas horas estaba desierta de personal y visitantes. Sin apenas habernos dado cuenta, estábamos de nuevo ascendiendo, estaba vez por un tramo de asfalto, que duraría mas de 5 km, dando paso de nuevo a una pista, con rampas mas duras que las anteriores, y con varios miradores como el de Poyos de la Mesa y casas forestales como la de Nava del Espino. Las vistas espectaculares, el calor empezaba ya a pegar y las procesionarias, cada vez mas abundantes.

Paco y Diego en el mirador
A continuación un tramo de altibajos, con inclinación descendente, que nos llevaría a la Nava de San Pedro, donde el olorcillo a brasa, nos confirmaba la presencia de un restaurante, y hacía que el estómago empezara a regañar. Pero decidimos continuar, pues nos esperaba otro tramo de ascensión. Aquí cruzamos el Arroyo de la Garganta con su fuente de tres caños de agua fresca y cristalina.


Y vaya si nos esperaba otra subida, pues nada mas y nada menos que otros 9 km de subida dirección a Rambla Seca, y sumando, nos la friolera de casi 40 km en ascensión, lo que propiciaba que las piernas empezaran a notar los kilómetros, y los metros ascendidos, así como la calor que ya se hacia notar. Por este tramo, había una buena cantidad de refugios, y empezamos a ver a mas senderistas. Por fin culminamos la subida a Collado Bermejo giramos a la izquierda saliéndonos de la pista y tras cruzar una vaya, emprendimos ya un largo descenso siguiendo el Arroyo de Valdeazores, y cruzando también el arroyo de la Reina.

Paco cruzando un riachuelo
Cuando divisamos las primeras aguas de la Laguna de Valdeazores, decidimos hacer la parada para el avituallamiento, en una pequeña presa, y con senderistas también disfrutando de su habituallamiento al cobijo de la sombra.

Foto grupo, en la Laguna de Valdeazores
Tras la comida, reemprendemos la marcha, bordeando ya el embalse de Aguas Negras y cruzándonos con cada vez mas senderistas, debiendo poner el pie a suelo por los tramos de piedras que había y el incesante ir y venir de senderistas . Así hasta llegar a la presa del embalse y nacimiento del Río Borosa, donde una exclusa impide pasar a la bici, la cual, hay que echarla al hombro.

Paco pasando la exclusa
Tras la presa, llega el primero de los túneles, y posteriormente el segundo que es mas largo, pero al menos tiene zonas algo mas espaciosas de vez en cuando. En este tramo hay que tener cuidado, primero porque la bici pasa muy justa, ( la 29" de Paco, mas justa aún), y como hay senderistas en sentido contrario, se complica el paso. Además hay un canal por donde discurre el agua, por el que los senderistas se suben al borde, pues el camino está encharcado. En fin, el paso de estos túneles me dejó la cintura hecha polvo.

Primero de los túneles

En busca del segundo túnel
Diego saliendo del segundo túnel.
Tras pasar lo túneles, empieza una bajada complicada, por la cantidad de piedras, rocas y saltos existentes, en los que alternamos tramos en bici y tramos a pie, y donde llegamos a la primera cascada, en este caso la de los Órganos. Verdaderamente espectacular las vistas, tanto de la cascada. como del tramo de los túneles que se divisa desde ahí abajo.

Vista del túnel desde la cascada

Cascada de los Órganos (Antonio, Diego y Paco)
Tras ver a algunos excursionistas bañarse en la cascada y darnos algo de envidia, proseguimos la bajada, con dolor de brazos por lo abrupto del terreno, hasta llegar a la siguiente cascada, en este caso la de la Calavera, mas pequeña, pero con mas caída de agua.

Cascada de la calavera
A continuación, seguimos la bajada, con cada vez mas personal por el sendero, buscando la antigua central hidroeléctrica, haciendo antes de llegar a la misma una parada para refrescarnos en las cristalinas y frescas aguas del arroyo. La verdad es que no nos bañamos por la hora que era y la vuelta que nos quedaba, pero por ganas no sería.

Paco de cabeza al agua
Tras refrescarnos, llegamos a la antigua central hidroeléctrica, donde en una fuente, llenamos los bidones de agua, o simplemente la cambiamos por agua fresca, pues la que llevábamos era caldo. Tras beber agua fresquita, proseguimos la bajada, buscando la Cerrada de Elías, cuando de repente nos sorprende una cuesta inesperada. Uff, las piernas no quieren subir mas cuestas, pero es lo que hay.


Al final, nos saltamos algún desvío para la cerrada de Elias, y nos la pasamos. Después de todo no nos íbamos a quedar sin ver lo mejor. Pues nada, media vuelta y a verlas. La verdad es que mereció la pena. Impresionante andar por encima del río. Aquí ya muchos excursionistas estaban bañándose o simplemente refrescándose o descansando los pies.

Cerrada de Elías
Tras pasar por la cerrada de Elias, ya seguimos por el tramo final de la ruta, saliendo al cruce donde al principio de la ruta nos desviamos, y llegando a los coches a las 16 horas, tras 70 km de ruta.

Montamos las bicis, nos aseamos y cambiamos de ropa, y vuelta para Lopera, donde llegamos a las 19.30 horas, después de haber salido a las 6 de la mañana.

En resumen, una bonita pero exigente ruta, donde los paisajes son preciosos, pero hay que tener muy en cuenta el tema de la oruga del pino o procesionaria, para realizarla en las fechas en las que no afecte, pues al día siguiente amanecimos llenos de ronchas.

Todas las fotos de la ruta en este blog en el apartado de fotos o clicando aquí
https://plus.google.com/photos/113247645853740952603/albums/6133058785578203777



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